La llamada
Recibió una llamada a
su celular. No reconoció el número y prefirió no contestar, no le dio
importancia y siguió su camino. Volvió a sonar su celular, era el mismo número
desconocido, se preguntó si seria de su trabajo o sus amigos, sin embargo dejo
que sonara y no contestó. Sonó de nuevo su celular, pero esta vez la duda lo
invadió y decidió contestar con un tono desafiante y molesto.
-Aló!
- Señor Javier Hernández?
-¡Si, con él! ¿Con quién hablo?
-Habla el oficial Sánchez, de la Policía Nacional
-Si señor, cuénteme…- dijo Hernández
-Lo que pasa es que ah sucedido algo en su casa, que no es nada bueno, pero no le puedo dar más detalles, necesito que se venga lo más pronto posible hasta acá señor Hernández.
-¿Cómo así? ¿Qué paso? Dígame algo oficial por favor! – exclamo Hernández en un tono de desesperación.
-No le puedo dar detalles por teléfono, necesito que este acá en su casa señor. Paso algo con su esposa.
En ese momento el oficial colgó dejando a Javier con una enorme duda y una angustia que no era descriptible. Javier corrió un par de cuadras en rumbo a su casa, luego de ver lo lejos que se encontraba del lugar, empezó a buscar un taxi con desespero; Ningún taxi lo quería llevar en ese momento, pensó en tomar el tren, pero se encontraba lejos de la estación y podía perder tiempo. Tomo el celular y decidió llamar a su esposa. Nadie respondía, solo sonaba y sonaba pero no contestaban, intento así unas 10 veces mientras intentaba encontrar un taxi vació Su impotencia le carcomía su ser y la angustia no lo dejaba pensar con claridad. Logró tomar un taxi y se dirigió a su casa.
- Señor Javier Hernández?
-¡Si, con él! ¿Con quién hablo?
-Habla el oficial Sánchez, de la Policía Nacional
-Si señor, cuénteme…- dijo Hernández
-Lo que pasa es que ah sucedido algo en su casa, que no es nada bueno, pero no le puedo dar más detalles, necesito que se venga lo más pronto posible hasta acá señor Hernández.
-¿Cómo así? ¿Qué paso? Dígame algo oficial por favor! – exclamo Hernández en un tono de desesperación.
-No le puedo dar detalles por teléfono, necesito que este acá en su casa señor. Paso algo con su esposa.
En ese momento el oficial colgó dejando a Javier con una enorme duda y una angustia que no era descriptible. Javier corrió un par de cuadras en rumbo a su casa, luego de ver lo lejos que se encontraba del lugar, empezó a buscar un taxi con desespero; Ningún taxi lo quería llevar en ese momento, pensó en tomar el tren, pero se encontraba lejos de la estación y podía perder tiempo. Tomo el celular y decidió llamar a su esposa. Nadie respondía, solo sonaba y sonaba pero no contestaban, intento así unas 10 veces mientras intentaba encontrar un taxi vació Su impotencia le carcomía su ser y la angustia no lo dejaba pensar con claridad. Logró tomar un taxi y se dirigió a su casa.
-Lléveme a la carrera
24 con 15, lo más rápido que pueda señor! – le dijo al taxista con la voz
entrecortada
En el taxi seguía
llamando a su esposa pero nadie atendía el celular, así que desistió. En cada
llamada que hacia su desespero aumentaba y se hacía cada vez más grande.
Llego a su casa, todo
estaba acordonado por la policía, el lugar lleno de patrullas de policía, una
ambulancia y lleno de gente del común que se habían acercado a ver qué pasaba.
En ese momento, Javier al ver todo eso, comenzó a llorar, los nervios lo
invadieron y su corazón no paraba de palpitar, cada vez más rápido. Llegó hasta
la entrada de su casa en donde estaba un policía impidiendo la entrada de la
gente, pero a Javier no le importó eso.
-Lo siento señor no
puede pasar. – Dijo el policía
- ¡Yo soy el esposo y esta es mi casa, maldita sea! – Grito Hernández y empujó al policía con un brazo para abrirse paso.
- ¡Yo soy el esposo y esta es mi casa, maldita sea! – Grito Hernández y empujó al policía con un brazo para abrirse paso.
Caminó por la sala
hasta la cocina. Todo estaba revolcado y desorganizado, todo estaba tirado en
el piso y destrozado, como si alguien hubiera peleado. Llego hasta la cocina y
no encontró a nadie, así que decidió caminar hasta las escaleras. Comenzó a
subir cada escalón y halló gotas de sangre, a medida que avanzaba de escalón,
las gotas de sangre aumentaban.
El desconcierto y las
lágrimas crecían en Javier, mientras seguía subiendo. Al llegar al segundo piso,
salió a correr hacia su habitación a buscar respuestas a lo sucedido, en la
entrada a sus pies vio un charco de sangre en donde estaba el oficial
Sánchez. Sánchez con la mirada supo que
se trataba del señor Hernández y antes de que pudiera ver algo, lo tomó de los
hombros y solo le dijo: -Cálmese por favor! Hernández lo apartó y vio a su
esposa tendida en el piso en un gran charco de sangre, muerta.
Javier se quedó plasmado y con la mirada fija en el cuerpo de su esposa mientras se derramaban infinidad
de lágrimas que brotaban de sus ojos. Él no lo podía creer, se dejo caer y
quedo sobre sus rodillas, mirando el
cadáver. Después de un lapso de 3 minutos miró al oficial Sánchez y le
preguntó:
- ¿Qué pasó? – con la
voz entre cortada.
-Intentaron robar su casa dos atracadores, su esposa se resistió y le dieron 3 tiros en el vientre. Lo sentimos mucho señor.
-Intentaron robar su casa dos atracadores, su esposa se resistió y le dieron 3 tiros en el vientre. Lo sentimos mucho señor.
Él corazón de Javier
se llenó de ira y su cabeza entro en descontrol total, tanto así que quiso
acabar con su vida clavándose un cuchillo en su garganta, pero el oficial
Sánchez logró evitarlo. Javier entro en crisis y tuvo que ser internado en un
hospital psiquiátrico.
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