Dos hombre que compartían algo,
no era amor ni sentimientos,
era algo simple y sin rodeos,
era su nombre y apellidos.
No supieron cómo ni por qué
pero compartían gustos e intereses.
Su hermana los reunió,
y por fin, Eduardo, al otro hombre conoció.
Al conocerse entablaron una amistad
y pudieron contarse cosas con libertad.
Luego decidieron viajar
para poder en las calles caminar.
En España conocieron una linda mujer
y unas copas la invitaron a beber.
Ninguno supo cómo sucedió
pero de esta bella mujer, cada hombre, se enamoró
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